Iglesia de San Antonio de Padua (Padres Franciscanos) Avilés
Iglesia de los padre franciscanos, Avilés. Es el edificio de Avilés con mayor antigüedad (siglos XII y XIII) conservado hasta hoy. Destaca su portada principal, románica donde a pesar del desgaste de la piedra, no olvidemos que la iglesia estaba, en aquella época, al lado del puerto, aún podemos observar algún capitel con representaciones alegóricas. El resto se los ha llevado el salitre del tiempo.
Iglesia Padres Franciscanos Avilés
Lo más destacable de ella es que en su interior yace el sepulcro con los restos del almirante Pedro Menéndez, natural de la villa y fundador de la primera ciudad de los Estados Unidos de América. Adosada a una de sus paredes se encuentra la Capilla de los Alas.
La Iglesia de los Padres Franciscanos es, en realidad, la Iglesia de San Antonio, nombre fagocitado por el oficioso al que trata ahora de volver la comunidad eclesiástica del templo. Este reencuentro con su denominación originaria, más que la respuesta a un propósito definido de antemano, es el resultado de la marcha de los dos únicos frailes franciscanos que hasta el pasado mes de octubre vivían y dirigían la actividad en el convento y la iglesia.
Iglesia Padres Franciscanos Avilés
La Iglesia de los Padres Franciscanos es, en realidad, la Iglesia de San Antonio, nombre fagocitado por el oficioso al que trata ahora de volver la comunidad eclesiástica del templo. Este reencuentro con su denominación originaria, más que la respuesta a un propósito definido de antemano, es el resultado de la marcha de los dos únicos frailes franciscanos que hasta el pasado mes de octubre vivían y dirigían la actividad en el convento y la iglesia.
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Desde entonces, en las circulares y misivas ecleciásticas consta siempre la referencia a la Iglesia de San Antonio, si bien el desconocimiento generalizado de su advocación lleva a sus remitentes a aclarar entre paréntesis 'RR. PP. Franciscanos'. «Esto es como 'La Copla' de Manuel Machado», recuerda Vicente Pañeda, arcipreste de Avilés, para quien el uso del nombre oficial del templo entra dentro de la normalidad una vez que sus «guardianes» se han ido.
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El santo titular de la llamada Iglesia de los Padres, erigida en el siglo XII, es San Antonio de Padua (1.195 -1.231) posiblemente desde la llegada de esta orden a Avilés, en el segundo tercio del siglo XIII. Sin embargo, no constan referencias históricas sobre los motivos de la adscripción del templo más antiguo de los que se conservan en la ciudad a este santo franciscano de origen portugués. Es como el «misterio de las Siete Llaves», apunta el historiador Alberto del Río, colaborador de este periódico, que reconoce tener una deuda pendiente con este asunto.
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La figura del patrón luce en la parte principal del retablo de la Iglesia con el Niño Jesús en brazos. Esta es una de las variadas iconologías del franciscano y alude a la visita que le cursó mientras meditaba. No en vano, San Antonio de Padua, nacido como Fernando Martim de Bulhões e Taveira Azevedo, es uno de los santos del que más milagros se refieren, lo que facilitó su canonización solo 352 días después de su deceso. La segunda canonización más rápida de la historia por detrás de la de Pedro de Verona, que tan solo duró 337 días.
Iglesia Padres Franciscanos Avilés
Iglesia Padres Franciscanos Avilés Portada
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Carente, en origen, de las capillas y dependencias que más tarde se le incorporaron, aparecía aislado, provisto de pórtico y cementerio, defendido del mar por la cerca medieval. Las reformas y ampliaciones posteriores lo alteraron grandemente. Del primitivo inmueble queda solamente la fachada oeste, que acoge una sobresaliente portada románica –la principal– muy abocinada, bajo tejaroz o alero voladizo, restaurada parcialmente por Luis Menéndez Pidal y compuesta por tres arquivoltas de medio punto y guardapolvo. Sus recursos decorativos son parecidos a los de otras manifestaciones románicas existentes en distintos lugares de Asturias, entre ellos el de Villaviciosa; sobresalen los capiteles, en los que, además de recrear la escena de Adán y Eva en el paraíso, hay representaciones geométricas y de animales. A mediados del s. XVII, entre 1652 y 1662, el párroco pidió ayuda al Ayuntamiento para acometer la reparación del templo, que amenazaba ruina (A. Garralda). En el interior, donde descansan los restos del gran marino Pedro Menéndez de Avilés –concretamente a la izquierda del altar mayor–, las profundas reformas acometidas afectaron a las cubiertas, reemplazadas en todo el templo por abovedado de crucería, y a la cabecera, que pasó a ser de planta poligonal; asimismo, se procedió a colocar el coro elevado a los pies.
Esta iglesia conserva varias capillas funerarias. Adosada al flanco izquierdo o norte de la iglesia, y hoy ya totalmente integrado en ella –lado del Evangelio–, el maestro ovetense Fernán Rodríguez de Borceros construyó en época gótica, bajo la advocación de la Asunción, la capilla funeraria de los Ángeles (concluida en 1499), llamada igualmente capilla de Pedro Solís, un notable clérigo local, protonotario del papa Alejandro VI, quien mandó edificarla, según una inscripción anotada por Jovellanos entre otros, para «trasladar a ella los huesos de los muy honrados señores sus abuelos, padre y madre». Posee planta rectangular, cubierta con bóveda estrellada de cuatro puntas y un rosetón de tracería flamígera en el muro oriental. Tiene acceso desde la nave y al exterior. Del s. XVI es la hornacina, con ornato parecido al del pórtico de la catedral de Oviedo, y la puerta que la pone en contacto con la iglesia. En opinión de F. A. Marín Valdés, el pequeño edificio, «por su fecha y estilo, constituye un buen ejemplo de capilla funeraria otoñomedieval, de marcada impronta aristocrática».
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Iglesia de San Antonio de Padua desde el Museo de la Historia Urbana de Avilés