martes, 27 de octubre de 2015

Avilés y sus Plazas

Avilés y sus emblemáticas plazas

La Villa avilesina es territorio de plazas con solera histórica: El Carbayo, El Parche, Carlos Lobo o El Carbayedo son algunos ejemplos. Pero cuando dices ‘la plaza’, a secas, tu interlocutor da por supuesto que te estás refiriendo a la de Hermanos Orbón.

vista panorámica de Avilés

EL PARCHE (PLAZA ESPAÑA)

la plaza de España (conocida como el parche)



La Plaza de España es uno de esos sitios que ha ganado mucho en Avilés en los últimos años. Es una de esas plazas que conserva el estilo del casco antiguo, pero que a su vez tiene ese estilo moderno. También ha ganado con las terrazas, perfectas para tomar algo antes de comer o a última hora de la tarde antes de que se haga de noche

la plaza de España (conocida como el parche)

La Plaza España, conocida popularmente como "El Parche", es el epicentro del casco histórico de Avilés. Fue construida en el siglo XVII como zona de ampliación del recinto amurallado de la villa (que con el crecimiento poblacional se había quedado pequeño); este crecimiento urbano se denominó "el ensanche barroco". De ella salen las calles más típicas y concurridas de la ciudad: La Ferrería, La Cámara, Rivero y San Francisco.

el ayuntamiento de Avilés en la plaza de España (conocida como el parche)


Es una amplia plaza peatonal caracterizada por la presencia de soportales en todos los edificios de su perímetro. Entre ellos, hay tres palacios que destacan especialmente y que forman un triángulo imaginario en torno al cual se construyó la plaza: El Palacio Municipal (actual Ayto), el Palacio de Ferrera (hoy hotel de la cadena NH) y el Palacio de Llano Ponte (cines).

la plaza de España (conocida como el parche)


La plaza tiene un gran ambientillo ya que hay múltiples bares, cafeterías y terrazas, que se prolongan por la calle San Francisco hasta la Plaza Álvarez Acebal.




PLAZA DEL CARBAYO

la recoleta plaza del Carbayo, centro del medieval barrio marinero de Sabugo, y llamada así porque tenía plantado un carbayo frente a su iglesia del siglo XIII. Era un homenaje a la madera carbayona, materia prima en la construcción de barcos en las ‘carpinterías de ribera’ –que así se llamaban, entonces, los astilleros– del Campo de Bogaz, situado donde ahora está la estación central de Avilés, y donde se fabricaron multitud de embarcaciones de madera, desde simples barcas hasta galeones durante los siglos XVI al XVIII.






La Plaza del Carbayo es una de las más típicas y tradicionales de Avilés. Se encuentra en lo alto de una colina, en el barrio marinero de Sabugo.




Es una pequeña plaza, peatonal, rodeada de típicas sidrerías que en verano sacan sus terrazas a la calle, por lo que está siempre muy concurrida y animada, especialmente a mediodía y a última hora de la tarde.




Los edificios que rodean la plaza conservan su típica arquitectura marinera, con grandes galerías y balconadas de madera. Destaca especialmente la Iglesia Vieja de Sabugo, del siglo XIII, con la peculiaridad de que tiene dos portadas, una románica y otra gótica. Adosada a la iglesia hay una mesa de piedra que era donde los mareantes trazaban sus planes de pesca.


PLAZA DEL CARBAYEDO

En la primera mitad del siglo XX, El Carbayedo se ennobleció con el asiento, en sus predios, del primer Instituto de Segunda Enseñanza de la historia avilesina: el Carreño Miranda (hoy Colegio Público Palacio Valdés). Antes lo había sido con un moderno centro sanitario, conocido entonces ‘Hospital de Caridad’.


    Pero comenzó a crecer a partir de los años cincuenta del pasado siglo (cuando llegó ENSIDESA) y la construcción de multitud de edificios de considerables alturas, conllevó un aumento demográfico sin precedentes, que convirtió a esta zona alta de Avilés en la más densamente poblada de la villa, con modernas calles dedicadas a autoridades científicas españolas, de Ramón y Cajal a Severo Ochoa pasando por Jiménez Díaz.





Su antigua plaza, que también es parque (gran privilegio urbano), conserva algunos espléndidos árboles, mínima herencia del enorme bosque primitivo. Su faceta ganadera se quedó parada en la estatua ‘El tratante’ que Favila plantó, en 1999, muy cerca del antiguo abrevadero, único símbolo urbano de aquellas ferias.




  

El espíritu histórico del barrio –reflejado hasta en el nombre de un equipo de fútbol que tuvo llamado ‘Histórico Carbayedo’– sigue concentrado en esta espléndida plaza y parque, actualmente muy de moda como zona de ocio. Y gastronómica. Y de vinos. Y de copas.





la espectacular plaza del Carbayedo, situada en la parte alta de la ciudad y famosa históricamente, por su bosque de carbayos, por cobijar durante años la mayor feria de ganado de Asturias. Hoy es un deseado vergel donde se liban vinos, sidras y demás familia.







La Plaza del Carbayedo es quizás la plaza más tradiciona, auténtica y puramente asturiana de la ciudad. Se encuentra al final de la calle Galiana. Los amplios terrenos que conforman la plaza fueron donados por la familia Carbajal para el disfrute de los ciudadanos, y han sido reconvertidos en un Parque Público.




El perímetro de estos jardines es peatonal y empedrado, y está rodeado de antiguas casonas con soportales, que progresivamente se han ido sustituyendo por otras de nueva construcción o rehabilitándose, pero manteniendo siempre la arquitectura tradicional, ya que esta plaza estaba ubicada antiguamente en el entorno rural. En uno de los laterales de la plaza se encuentra la Capilla de Jesusín de Galiana.





PLAZA DE LA MERCED

Donde se construyó (siglo XVII) un convento llamado de La Merced, que tanto llamó la atención, por su tamaño, en 1876 deja de ser edificio religioso y, a finales de siglo, derribado para alzar la nueva iglesia de Sabugo: Santo Tomás de Canterbury (o Cantorbery), consagrada en 1903.



a dos pasos de la plaza de La Merced (calle Cuba) en el ‘Teatro-Circo Somines’ (1877-1937).

En 1909, con una de sus fachadas a la plaza de La Merced, abre sus puertas el pabellón ‘Iris’ que, aparte de varietés, ofrecerá cine hasta 1959.




después del ‘Iris’ brotó, a un costado de la iglesia, el cine ‘Florida’ (1941-1983). Local, que a su cierre se dedicó a otros usos como discoteca, café e, incluso lugar de ‘alterne’, con señoritas de honra distraída. Fue demolido en 2006.

el ‘Almirante’ (1973-2002), a unos metros de la plaza de La Merced, en la calle de Marcos del Torniello, uno de los mayores salones de cine de Asturias, aunque con el tiempo fue reformado y redistribuido su espacio en cuatro minisalas.

en la plaza, nacieron dos comercios el Iris (joyería) y ‘Desayuno con Diamantes’ (cerró en 2011)

 Plaza de La Merced


Formando un triángulo imaginario entre la Plaza del Carbayo y la Plaza del Mercado, se halla la Plaza de la Merced. Es una plazoleta ajardinada presidida por un imponente edificio: La Iglesia de Santo Tomás de Canterbury, construida en 1.903 en estilo neogótico, en cuya fachada destaca el enorme escudo de la ciudad.

En el lado opuesto, haciendo esquina con la calle Cuba, se encuentra la Casa de Eladio Muñiz o de Josefina Balsera.



PLAZA DE CARLOS LOBO

la plaza de San Nicolás delimitada, por la histórica iglesia de igual nombre (hoy conocida como ‘la de los Padres’) y La Ferrería.

Esta plaza durante siglos llamada de San Nicolás fue, en 1920, rebautizada con el nombre del alcalde Carlos Lobo era la más importante, el centro dinámico de Avilés, por ser la antesala del puerto, situado a unos metros (durante siglos estuvo en la calle La Muralla), lo que la convertía en un zoco y lugar de transacciones.



Plaza Carlos Lobo, Avilés

En esta plaza, hubo mucho poder y también mucho difunto. Durante siglos, en sus predios, se reunieron mandamases religiosos y civiles, ya que la iglesia de San Nicolás de Bari, era la ‘catedral’ del alfoz avilesino y el Ayuntamiento se reunía –no busquen el chiste fácil– en el cementerio, que estaba junto a la capilla de Las Alas, hoy situada en un patio de luces lucido de gótico.


Plaza Carlos Lobo, Avilés

En el nº 1 de la plaza fue donde nació la imprenta, en 1866, de la mano de Pruneda. En este mismo recinto, pero un siglo después, se inauguró un sofisticado café, ‘Dulcinea’, que marcó época en Avilés, ya que lo mismo servía cubatas, que despachaba debates culturales o música a la carta.


El Llagarón, Avilés


Muy cerca del ‘Dulcinea’ y especializado en vinos y tapas de cecina y queso, estuvo el ‘Llagarón’ (1932-2007), un clásico, no tan finolis de modales y engalanado con tantos kilos de auténticas y vetustas telas de araña, que me siguen asaltando dudas sobre la verdadera nacionalidad de ‘Spider-man’. Ambos locales (un episodio aparte) son muy añorados por generaciones de avilesinos.


Plaza Carlos Lobo, Avilés

La Plaza de Carlos Lobo se halla a unos pocos pasos de la Plaza de Camposagrado, en pleno centro histórico de la ciudad. Se trata de una plazoleta peatonal, en la que se distinguen varios edificios importantes:
La Iglesia de los Padres Franciscanos, que tiene adosada la Capilla de los Alas.
La casa donde vivió Estanislao Sánchez Cacho, escritor avilesino de obras literarias y filosóficas de finales del siglo XIX.

Plaza Carlos Lobo, Avilés


El edificio donde se instaló la primera imprenta y el primer periódico de la villa ("El Eco de Avilés"), en 1.866.
En uno de los laterales de esta plaza da comienzo la Calle La Ferrería, la más antigua de la ciudad, llena de casonas medievales y soportales.


Plaza Carlos Lobo, Avilés




PLAZA DE CAMPOSAGRADO

Palacio del Marqués de Camposagrado - Avilés - El Palacio del Marqués de Camposagrado se encuentra situado entre la calle de la Muralla y la Plaza de Camposagrado. Fue construido en el siglo XVII y gracias a su elegante arquitectura es considerado el mejor ejemplo barroco de Asturias. Es un edifico de planta rectangular con patio interior y dos fachadas de diferentes estilos, la norte de estilo austero y defensivo, presidida por una galería con vistas al mar, y la sur de estilo barroco con grandes torres a cada uno de sus lados, situada frente a la plaza.



La Plaza de Camposagrado se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad, y recibe el nombre del principal edificio que se halla en ella: El Palacio de Camposagrado, un magnífico palacio representativo de la arquitectura barroca asturiana del siglo XVII, obra del arquitecto avilesino Francisco Menéndez Camina.

Es una amplia plaza peatonal, en la que hay además otros dos edificios significativos: La Cámara de Comercio y la antigua Escuela Municipal de Cerámica(popularmente conocida como la casa de D. Pedro Menéndez). Los alumnos de dicha escuela han elaborado diversos murales que decoran fachadas de edificios y plazas de la ciudad, como el situado en la fuente ornamental de esta misma plaza.

En la parte central de la plaza de Camposagrado, entre el Palacio y la Cámara de Comercio, se halla el Monumento a Carreño Miranda, pintor de cámara de Carlos II.



Plaza de Camposagrado, Aviles Escuela de Ceramica.

Museo Municipal de Ceramica - Avilés - El Museo Municipal de Cerámica está situado al lado del Palacio de Camposagrado. En la actualidad todo el espacio está dedicado a la enseñanza y dotado con las mejores maquinarias de España, tornos, hornos de leña, gas y eléctricos, y todo tipo de materiales, distribuidos por las diferentes plantas del edificio. Posee con una biblioteca especializada para uso y préstamo de los alumnos, secretaría y dirección.

PLAZA ÁLVAREZ ACEBAL



La Plaza Álvarez Acebal (antigua Plaza San Francisco) se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad, unida con la Plaza España por la calle San Francisco. Toda la zona es peatonal, y de esta plaza parten también otras calles emblemáticas del casco histórico, como Galiana (del siglo XVII), Alfonso VII y Julia de la Riba.




Es una plaza muy concurrida y animada gracias a sus terrazas. En ella se encuentran varios edificios importantes de diferentes épocas: La iglesia de San Nicolás de Bari (siglo XIII) y el acceso a su claustro, la ultra moderna Casa Municipal de Cultura, la Escuela de Artes y Oficios, y el Palacio Balsera (modernista). Los otros edificios que rodean el perímetro de esta singular plaza se caracterizan por tener grandes ventanales y galerías acristaladas.





La plaza lleva el nombre del pedagogo y matemático Domingo Álvarez Acebal, de quien hay un Monumento en uno de los extremos de la plaza.


PLAZA de los Hemanos Orbón

Un espacio arquitectónico singular, creado en el siglo XIX, cuando la ciudad se estiró urbanísticamente de forma tan efectiva como brillante.Sin embargo es lugar de hasta con siete nombres en el imaginario popular, desde este ‘La Plaza’ hasta los que remiten a conceptos mercantiles, como plaza ‘del Mercado’ o ‘de Abastos’. O geográficos: ‘Las Aceñas’. Aparte, claro, de los legales: ‘Plaza Nueva’, que es el primer nombre adjudicado por el Ayuntamiento, desde su construcción hasta el 28 de octubre de 1938, cuando lo cambió por el del escritor y periodista ‘Julián Orbón’, que luego sustituyóor el de ‘Hermanos Orbón’ (músicouno y literato e otro) el 12 de agosto de 1965.




Se desecaron marismas insalubres que dividían Avilés hasta decir basta. Y así, sustituyendo líquido por sólido, nacieron esta plaza y los parques del Muelle y del Retiro. Y detrás, claro, el desarrollo urbano de gran parte de la ciudad.
Quedémonos con la copla de que hasta hace unos ciento cuarenta años, el mar llegaba hasta Las Meanas, que fue el nombre que, posteriormente, heredó el citado parque del Retiro.




La fuerza con que entraba, en el que hoy es centro de Avilés, se puede ilustrar con el hecho de que el nombre del lugar, fue: Las Aceñas, porque en este espacio estuvieron funcionando, desde el siglo XIII, aceñas, o sea molinos que utilizan las mareas como fuerza motriz.
Fuimos adelantados en energía alternativa en plena Edad Media. Y, aquí, sin sacar pecho.




La plaza, es un espacio arquitectónico compuesto, en origen, por 28 solares dispuestos en rectángulo. Las viviendas vierten unos más que vistosos balcones y miradores, hacia las tres calles y una plaza. Y hacia el interior: galerías de madera sostenidas por ochenta columnas de hierro que conforman unos soportales de considerable altura. Bajo ellos: bajo y entresuelo de locales comerciales. El recinto tiene cuatro entradas. Una de ellas, la de la calle La Muralla, luce, en la parte superior una fecha: 1873.




Consta, para que nos conste, que el rectángulo central de la plaza estaba destinado a zona ajardinada. Pero una serie de acuerdos, posteriores, hicieron posible que se construyera en ese espacio un pabellón dedicado al mercado, que centralizara el que, desde el reinado de los Reyes Católicos, se desparramaba por calles y plazas dela Villa.El diseño arquitectónico, municipal, responde a un tipo constructivo muy de moda entonces: las llamadas pla­zas Nuevas, basadas en la funcionalidad. Y este pabellón central, de abastos, -hoy acertadamente remodelado- fue el tercer mercado moderno construido, en el siglo XIX, en Asturias, después del de Trascorrales en Oviedo y aquel de Jovellanos, en Gijón.



En Avilés siempre ha habido polémica entre los partidarios de que el pabellón del mercado tuviese otra ubicación en la ciudad y los partidarios de que siga aquí. Una opinión coincidente con la oficial, que se ciñe a los planes del Avilés del futuro.
Aunque no está de más recordar que el interior de la simétrica plaza fue concebido como zona de ocio, con un centro ajardinado, que adornara el agradable paseo ‘de invierno’ que procuran los soportales, complemento del ‘paseo del verano’ en el parque del Muelle.
Su simetría y el espectacular perímetro de galerías siguen ocasionando el asombro de miles de turistas.
Tengo escrito que el arquitecto José María Pérez González, más conocido como ‘Peridis’, famoso por sus afiladas y afinadas viñetas periodísticas, me inquirió –en un paseo por allí– y con un tono entre sorprendido y admirado ‘¿Pero como coño no conocía yo esto?’
Pues eso es lo que venía ocurriendo con Avilés, desde casi siempre, hasta tres años antes de finalizar el siglo XX, cuando comenzó la promoción turística de la ciudad.


PLAZA de Pedro Menéndez

A finales del siglo XIX , vino el cambio variando la ubicación del puerto (cuyos muelles siempre habían estado entre lo que hoy es parque El Muelle y el segundo tramo de la calle La Muralla) y desecando las marismas de la zona.
Del cambio de líquido a sólido surgió un formidable solar que unió Sabugo con la Villa y donde se aposentaron la plaza del mercado (o Plaza Nueva y seis nombres más) y un parque (El Muelle). Al espacio de terreno que los separaba se la llamó calle de Pedro Menéndez, luego cambiado por plaza, y fue el primer homenaje oficial al marino avilesino fundador, en 1565, de San Agustín de La Florida, la hoy considerada ciudad más antigua de los Estados Unidos de América.


A mitad del siglo pasado ésta plaza y el parque tuvieron un gran protagonismo social al ser lugar de ocio masivo en un tiempo donde aún no habían entrado en juego bares y discotecas.

Actualmente la plaza –triangular como el parque– está delimitada por el ala este de la plaza del mercado dotada, aquí, de espectaculares fachadas, la calle de La Muralla, el parque El Muelle y un moderno inmueble –donde tiene su sede el Casino de Avilés– construido entre las calles de La Estación y Emile Robin.

En su centro hubo una gran farola que a mitad del siglo pasado el Ayuntamiento desmontó para instalar una fuente

plaza de José Martí


En 2002 y en un nuevo espacio, que sería llamado plaza de José Martí, en la parte trasera de Turismo, Ramón Rodríguez realiza, sobre la pared del fondo del solar, su mural de azulejos ‘Pasionarias’.
En 2003, en la vieja plaza conocida como ‘Del Pescado’ y mirando hacia Turismo, se instala ‘Hélices’, de autor anónimo y regalo de la ciudad francesa de Saint Nazaire, entonces recién hermanada con Avilés. Con el tiempo (mayo de 2011) dicha escultura se trasladó más cerca de Turismo, a la esquina que forman las calles Llano Ponte y Ruiz Gómez (o La Cárcel).
En 2005 y en la plaza de José Martí se coloca un busto suyo, obra del cubano Alberto Lezcay. En una lápida de metal colocada sobre el pedestal se puede leer «José Martí y Pérez (1853–1895) Héroe nacional de Cuba, poeta, escritor, pedagogu, políticu y universal pensador llatinuamericanu. Conceyu Avilés, 2005». Textual, oiga.

Plaza de José Martí. Avilés




Mural "Cubavilés" Plaza de José Martí. Avilés del adelantado ( Asturias ) En Avilés, hay una reciente plaza formada por la trasera de un edificio del siglo XIX, una pawlonia, un paredón y una medianera, cubiertos estos dos por espléndidos murales ( Cubavilís y Pasionarias)–de Ramón Rodríguez (ex director del Centro de Municipal de Arte y Exposiciones de Avilés y de la Escuela de Cerámica de la ciudad) – y tal parece aquello un islote caribeño. La plaza, ubicada aledaños del casco histórico, lleva por nombre José Martí y su busto está al pie del mural ‘Cubavilés’, gigantesca recreación de la hoja de la palma caribeña y del carbayo asturiano. Escultura de José Martí Fue colocada en 2005 en la plaza de José Martí, colindante con la calle Jovellanos y la trasera del artístico edificio, antaño dedicado a cárcel del partido judicial, y que hoy alberga la oficina de turismo avilesina. Es un busto en bronce dedicado al gran poeta cubano, de ascendencia española, José Martí, y donado a Avilés por el Instituto de Estudios Martinianos del Ministerio de Cultura cubano. En el pedestal hay una placa con un texto que, literalmente, dice: “José Martí y Pérez (1853­1895). Héroe nacional de Cuba. Poeta, escritor, pedagogu, políticu y universal pensador llatinoamericanu. Conceyu Avilés. 2005”. Autor: Alberto Lezcay.



Mural "Cubavilés" Parte trasera de la Plaza de José Martí. Avilés


Cualquier visitante que descubra este espacio urbano valorará, de sopetón, el bendito cosmopolitismo del que ha gozado esta ciudad a lo largo de su historia y también de su estrecha relación con Cuba, meta de miles de emigrantes avilesinos en el pasado. Y fue el dinero de los indianos avilesinos en la isla del Caribe, el que hizo posible gran parte de la antigua industrialización de Avilés, donde también hay una calle dedicada a Cuba. A la fuerza tiene que haber ritmo, chispa, compás, cadencia, destello o fulgor –al derecho o al revés– entre Cuba y Avilés.





La plaza del Pescado (plaza de Santiago López, marqués de Casa Quijano).

La historia de muchas zonas de Avilés, es la de tierras rescatadas al mar. A medida que avanzaban los siglos y la población crecía, aumentaba su demanda de tierra firme donde edificar y esparcir. Y de esta necesidad hicieron virtud –nuestros antepasados– transformando zonas húmedas en secas y cambiando el agua salada por la dulce. Esta plaza es una muestra.



La plaza de Santiago López , en 2011. Antesala del Centro Niemeyer

Su rescate se selló en 1866, cuando plantaron aquí un paseo bautizado como la Alameda Vieja.Posteriormente, en 1892, el lugar fue rebautizado como plaza de San Sebastián, hasta que en 1929 se sustituye por el pomposo nombre de ‘Plaza de la Reina Doña María Cristina’ y en 1938 –vuelta la burra al trigo– se le asigna, a petición de los consignatarios navieros locales, el nombre ‘Santiago López. Marqués de Casa Quijano’, que era un industrial y comerciante carbonero bilbaíno.


La plaza de Santiago López , en 2011. Antesala del Centro Niemeyer



Pero en todo el tiempo que viene desde 1918 –cuando el Ayuntamiento desplumó el lugar talando numerosos árboles y ajardinando el terreno en torno a una, entonces, moderna nave que sería mercado de pescados– hasta hoy, muy pocas personas la han conocido por los nombres citados, a excepción de los carteros y supongo que los vecinos de los tres únicos portales del lugar, sino como plaza del Pescado y también de La Pescadería.

En 2010 sufrió otro bamboleo urbanístico, al ser elegida como partida de comunicación peatonal (a través de una pasarela aérea) de la ciudad con el recién construido Centro Niemeyer. Y nuevamente la plaza volvió a ser pelada de vegetación. Esta vez un corte al cero.

Guste o no, la pasarela un episodio aparte da solución urgente a un problema difícil, a falta de las obras fetén (que ni están ni se las espera, de momento) como son el desvío, fuera de la ciudad, de las vías férreas y terrestres.

La plaza de Santiago López , en 2011. Antesala del Centro Niemeyer

Hoy, la desarbolada plaza ‘del Pescado’ (o de Santiago López) es lugar importante, por ser el punto de llegada más rápido al Niemeyer desde el centro de Avilés (o sea ‘El Parche’, porque así es conocida la Plaza de España) y desde allí el peatón baja por la calle de ‘La Cárcel’ (que así llama el personal a la de Ruiz Gómez) llegando a la plaza del Pescado (ya saben, la de Santiago López) que es la antesala del Centro Niemeyer.

Por todo lo anterior se deduce, si es que aún no le ha dado, a usted, un soponcio, que el callejero oficial es papel mojado y que lo tiene muy crudo en Avilés.

Por lo demás la plaza del Pescado (la de Santiago López), aquella de gran tradición arbolada, melenuda, se ha quedado calva, aunque llena de pasarela de acero ‘corten’ y de un blanco refulgente en su antigua pescadería, transitada hoy por multitudes.




domingo, 25 de octubre de 2015

Avilés, Jardines sin Fronteras


Jardines de Avilés


Los jardines más importantes de Avilés han nacido al abrigo de la ciudad tienen su origen en el desarrollo urbanístico de finales del siglo XIX con la apertura de la ciudad y el puerto y el derribo de la muralla y durante el siglo XX debido al crecimiento demográfico de la villa.



Niemeyer jardín japones Avilés


Los parques de la ciudad albergan acogedores espacios verdes de estética inglesa y francesa, y el más reciente, inaugurado junto al Centro Niemeyer para recibir a los cruceristas, de corte japonés





El espacio construido más recientemente es el jardín japonés, en los exteriores del Niemeyer. Con él se ha conseguido un singular contraste entre la estética zen del espacio oriental y el aire brasileño que aportan los edificios diseñados por Oscar Niemeyer. Su principal función es dar la bienvenida a los pasajeros que desembarcan de los cruceros.







El jardín esta orientado en similitudes orientales y rasgos blancos para no destacar sobre su fondo ya que este es la famosa construcción NIEMEYER.


El jardín japonés del Centro Niemeyer

Avilés es una ciudad con espíritu internacional, y no sólo por el continuo ir y venir de turistas que se acercan atraídos por el encanto del Centro Niemeyer. Países como Inglaterra, Francia o Japón están representados en la ciudad en forma de espacios verdes. Estos jardines de estética inglesa, francesa y japonesa, ofrecen una oportunidad única de disfrutar de un momento de descanso en un marco inigualable.


Jardín japones en los exteriores del Niemeyer                                    por: dpc

El jardín japonés construido por la Autoridad Portuaria en el muelle Sur de la dársena de San Agustín  abierto al público en mayo de 2012, es el principal elemento del remozado muelle que, alberga los amarres de cruceros y buques de pasaje que llegar a Avilés. 


Avilés Un detalle de los jardines de estética inglesa del parque de Ferrera

Es posible que el más conocido de todos ellos sea el parque de Ferrera, diseñado siguiendo las características del paisajismo inglés, del que son representativos los árboles dispersos y los jardines cerrados. Este es el espacio verde más grande de Avilés, y cuenta con innumerables ejemplares de árboles y plantas, tanto autóctonos como procedentes de otros países. Este parque era, en sus inicios, propiedad de los marqueses de Ferrera, que lo usaban como jardín botánico para nutrirse de alimentos. Tras diversos problemas económicos fue vendido al consistorio local. Desde entonces, el parque se ha convertido en un importante atractivo turístico de la villa y un espacio ideal para disfrutar de la naturaleza en pleno centro urbano.


Arbol tumbado del parque Ferrera de Avilés

El ejemplar que más llama la atención a los visitantes es el famoso «árbol tumbado», que lleva tras de sí una verdadera historia de supervivencia. Este carpe nació hace 28 años, y se vio afectado por el huracán «Hortensia» en 1984. Las rachas de viento no consiguieron derribar este carpe, pero sí lo tumbaron hasta tal punto que llegó a tocar el suelo. Con cuidados, se ha mantenido.





Además, el parque de Ferrera también alberga los dos árboles más viejos de la comarca; un tejo y una haya roja. Los expertos estiman que el tejo pueda tener más de 400 años, por lo que ya se encontraba en la finca antes de que el palacio fuera construido. 


Tejo en el Parque Ferrera Avilés


El haya roja es uno de los ejemplares más antiguos de estos jardines. Cuando el Ayuntamiento expropió los terrenos de lo que hoy conocemos como "Jardín Inglés" para convertirlo en parque público, la Marquesa de Ferrera quiso que ese haya permaneciera dentro de su propiedad porque, según parece, fue el árbol que plantó D. Juan Antonio de Navia y Arango, Alférez Mayor de Luarca, I Marqués de Ferrera, cuando recibió el título, de manos de Carlos II "El Hechizado".


árbol del amor parque ferrera 

El haya, también conocido como «árbol de la marquesa», porque fue plantado por ella, tiene tres siglos de vida.
Dentro del mismo parque se encuentra el jardín francés, llamado así porque tras la construcción del palacio de los marqueses de Ferrera, unos nobles de Versalles les cedieron uno de sus jardineros. Hoy sólo se conserva una pequeña parte de su patrimonio original. En sus inicios contaba con multitud de esculturas, fuentes y setos. Actualmente quedan en píe unas estatuas en forma de perro, unos copones sobre las fuentes y algunos bolardos. El elemento más característico en pie, es la pérgola que conducía al antiguo cenador.


vista del jardín francés en el parque Ferrera

El jardín francés del palacio de Ferrera, es un recinto incluido desde 1955 en el catálogo de elementos arquitectónicos con valor de patrimonio cultural en Avilés. Además, se trata de un recinto de titularidad pública desde 1989. Sin embargo, el acceso al jardín ha sido muy limitado desde entonces. 

PARQUE CON HISTORIA El jardín, de más de 8.400 metros cuadrados de extensión, data de 1880, cuando era parte de las instalaciones anexas al palacio del marqués de Ferrera. Entonces, Avilés carecía de recintos de esparcimiento, aunque a principios del siglo XX comenzó a construirse el parque de El Muelle. En 1972 fue cuando el pleno del ayuntamiento avilesino decidió iniciar el expediente de expropiación forzosa de lo que hoy es el parque de Ferrera, pero de ese proceso quedó excluido el jardín francés. 
No fue hasta 1998 cuando tuvo lugar la expropiación del emblemático recinto, como ampliación del parque de Ferrera. Entonces, los 8.469 metros cuadrados del jardín pasaron a ser de titularidad municipal y "de uso público".




La pérgola es el elemento más característico que sigue en pie en el jardín francés de Ferrera


El parque Ferrera. Un parque público que en la actualidad constituye el pulmón del centro de la ciudad. Con una extensión de 81.000 m2, este parque está dividido en dos partes claramente diferenciadas: la parte de “estilo inglés” y el “Jardín Francés”. En el parque se encuentra un frondoso arbolado, pérgolas y fuentes que que son definición de un auténtico jardín palaciego con praderas, estanque acuático y zonas boscosas. Un escenario ideal que ha sido seleccionado por el director de cine Woody Allen como exteriror de la película “Vicky, Cristina, Barcelona”.


Jardín Ingles Parque ferrera


El Parque del Muelle es uno de los parques más queridos por los avilesinos, donde destaca su jardín francés. 

Jardín Francés del Parque del Muelle Avilés

Su extensión es de 14000 metros cuadrados. Según diseño del arquitecto Bausá, combina una bella labor de jardinería, que incluye soportales vegetales, con abundantes esculturas.


Jardín Francés del Parque del Muelle Avilés